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Enzo Sagasti, reconocido empresario estilista de la ciudad de Rosario, nos cuenta cómo fue que decidió, en plena pandemia, apostar al futuro y dar un salto importante en su carrera profesional.
La pandemia nos golpeó a todos, pero a algunos de manera mucho más determinante. Desde el 20 de marzo, hay sectores que no han podido volver al trabajo. Otros lo han hecho de manera intermitente, y unos más, después de estar parados varios meses, lograron regresar al trabajo: sobreponerse a la adversidad y seguir adelante.
Ese es el caso de Enzo Sagasti, reconocido estilista rosarino, todo un referente en el sector, quien evaluó las alternativas, los impedimientos y las posibilidades, que presentaba la crisis y se decidió por una apuesta por el futuro, justo en un momento en que muchos negocios y empresas tienen que bajar sus persianas.
El pasado sábado 26 de septiembre, Sagasti inauguró su nuevo local, ubicado en el primero nivel del shopping Palace Garden, en pleno centro de la ciudad. El estilista, quien es titular de la Cámara de Titulares de Salones de Peluquería y Afines de Rosario, nos contó qué pensó cuando se estableció la cuarentena y cómo fue evaluando cada una de las etapas para tomar su determinación.
-¿Cuánto hace que te dedicás a esta profesión y cómo era tu negocio hasta el viernes 25 de septiembre?
-Empecé a estudiar peluquería a principios de 1988, cuando comenzaba 5º año del colegio secundario. Al año siguiente me tocó hacer el servicio militar y ¡me la pasé cortando pelos! Y en el año 1990 empecé a trabajar como ayudante de peluquería y continué estudiando y trabajando. Al mismo tiempo cursé la carrera de abogacía hasta comienzos de 4° año, y en ese momento decidí que dedicaría todo mi tiempo a esta profesión, a la que me dedico de lleno. Trabajé en diferentes peluquerías hasta que el 06 de octubre de 2001 abrí mi primer local en la calle San Juan 2551. Allí trabajé por casi 19 años hasta el jueves 24 de septiembre pasado, día en el que me despedí de ese local para abrir en el Centro Comercial Palace Garden el sábado 26.
-El 19 de marzo tuviste que cerrar por la cuarentena y el rubro peluquería estuvo un buen tiempo sin poder trabajar. ¿Qué pasaba por tu cabeza en esos momentos?
-Lo primero que me viene a la mente es recordar la sensación de incertidumbre, el no saber qué pasaría, ni hasta cuándo. Yo formo parte de la Cámara de Titulares de Salones de Peluquería y Afines de Rosario, soy el presidente, e inmediatamente me dediqué, junto a mis compañeros de Comisión Directiva, a trabajar incansablemente para lograr reabrir lo antes posible y que el Estado nos beneficie con algún tipo de ayuda económica durante la cuarentena. Los peluqueros nos vimos realmente en muchas dificultades económicas durante ese tiempo, dificultades que en muchos casos llevaron a tener que cerrar muchos de los locales de mis colegas, así que mi mente estaba dedicada casi exclusivamente a tratar de resolver esa problemática.
-Este gran cambio, ¿ya lo venías pensando y proyectando?
-Para nada, siempre estuvo en mi mente la idea de cambiar, en algún momento, de hacer algo más grande, pero no era un objetivo cercano. Entre tantas reuniones con diferentes empresarios de Rosario, tuve una charla en particular con el Sr. Sebastián Vanzini, responsable de Palace Garden, y de esa conversación surgió la idea de mudarme. Mi local de calle San Juan tenía poco espacio, uno de los obstáculos al momento de desarrollar mi actividad durante la pandemia fue la cantidad de clientes que pueden permanecer simultáneamente dentro del local. Y Palace me ofrecía la posibilidad de trabajar en un espacio de mayor capacidad y armonía, entre tantos otros beneficios. El tema de la inseguridad también me preocupaba: lamentablemente se ven a diario cada vez más episodios. Estando en un local a la calle no me sentía del todo tranquilo y Palace tiene una contención que me permite estar más relajado en ese sentido, además de estar en una de las esquinas emblemáticas de Rosario, Corrientes y Córdoba, y de ser un lugar de categoría y muy buen nivel.
¿Qué te decía tu gente cercana?
-Me apoyaron en todo momento. Por supuesto hubo voces más temerosas que otras, pero todos recuerdan que abrí mi primer local en octubre del 2001, cuando era evidente que algo grave ocurriría en materia económica. En aquel momento eso no me detuvo, así como tampoco esta situación de pandemia. Mi respuesta siempre fue: ¡el pelo sigue creciendo! Nunca tuve miedo de no tener trabajo. El apoyo de Julieta, mi esposa, es fundamental por supuesto, y el acompañamiento en este nuevo proyecto de mi hijo mayor, Francisco, que está transitando el mismo camino también.
-¿Sos de dejarte también llevar por el optimismo? Esas corazonadas que uno tiene y se tiene confianza.
-Me preparé toda mi vida para trabajar y vivir de mi profesión, siempre fui optimista, aun en los momentos más difíciles. Tuve, como muchos, épocas buenas y malas, y nunca bajé los brazos, siempre fui para adelante, siempre hubo y habrá obstáculos pero eso no debe detenernos. Hay que apostar siempre al trabajo, y eso es lo que hago desde hace 32 años.
-¿Cómo fue el camino para convertirte en este profesional que sos hoy?
-Fue y es muy placentero, divertido… nunca me pesó el tener que levantarme para ir a trabajar, tuve la suerte de poder transformar lo que en algún momento fue un hobby en una profesión. Soy un privilegiado por poder trabajar y vivir de lo que me gusta hacer, y soy un agradecido por eso. Mi trabajo se divide entre la peluquería, la Cámara y la docencia, actividad que me da mucho placer también. Integro también una agrupación que se llama Tijeras Solidarias Rosario junto a muchos colegas de esta ciudad. En fin, siempre trabajé y me capacité lo más que pude para poder ser este peluquero que soy hoy.
-Sos un referente del sector, ¿cual es tu tarea en ese sentido?
-Presido la Cámara y junto con colegas muy cercanos y queridos dirigimos esta asociación con el objetivo de defender los derechos de los dueños de peluquerías. Trabajamos para que nuestro sector se profesionalice y sea un rubro destacado dentro del espectro comercial de la región.
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